Montemercurio
La Cantina Montemercurio ubicada en las laderas del Colle di Montepulciano disfruta de una vista impresionante del Templo de San Biagio y es la antigua residencia de los abuelos. De hecho, la familia Anselmi decidió mantener la estructura original, realizando algunas pequeñas ampliaciones para que la producción fuera funcional. La Bodega está ubicada en dos lugares diferentes, la primera estructura está ubicada cerca de los viñedos, mientras que la segunda estructura está dedicada a la refinación, con toneles de madera de varios tamaños. Desde los primeros años, Montemercurio ha decidido centrar la producción en un estilo muy tradicional, por lo que solo utilizamos barricas grandes tradicionales de varios tamaños y diferentes tipos de madera, desde roble de Eslavonia hasta roble francés. Esta elección se hizo para mantener intactos e inalterables los sabores de nuestras uvas, exaltando todas las características del vino a través de la crianza sin cambiar su textura aromática, encontrando así en la copa todos los matices de nuestra tierra. A principios de los años 60 el abuelo "Damo" plantó el primer sarmiento, probablemente no sabía que de ese gesto nacería una auténtica excelencia enológica. Tras su muerte, la familia Anselmi apuesta por hacer de ese pequeño viñedo de tan solo 3 hectáreas la punta de lanza de un proyecto mayor, produciendo un vino de calidad capaz de contar la historia de nuestra tierra. Unos 50 años después, entre 2000 y 2003, la familia inició las obras de ampliación con la plantación de 7 hectáreas de uvas finas, entre ellas Sangiovese, Canaiolo Nero y otras variedades locales. Luego de años de arduo trabajo y proyectos, en el 2007 nació Montemercurio con su primera cosecha, de la mano de un jovencísimo Marco Anselmi, quien a los 19 años con pasión y mucha dedicación decidió continuar con el trabajo de sus abuelos. La familia Anselmi eligió el nombre de Montemercurio después de numerosos estudios e investigaciones, precisamente porque era un nombre bien arraigado en la historia de Montepulciano. De hecho se dice que en la antigüedad, donde ahora domina la Fortaleza de Montepulciano, hubo un templo romano dedicado al Dios Mercurio, Mensajero de los Dioses, esta estructura le dio al cerro el nombre de "Mons Mercurius". Como este personaje mitológico, el vino Montemercurio nace de la ambición de transmitir un Mensaje en cada copa a través de los sabores más auténticos y característicos de las tierras policianas