Bigagnoli

La bodega Bigagnoli se encuentra en la orilla oriental del lago de Garda, en el municipio véneto de Calmasino di Bardolino. Un lugar que desde hace siglos parece diseñado para el cultivo de la vid, donde las brisas del lago se dispersan entre las suaves colinas y los primeros alpes que se sumergen en el lago de Garda. La naturaleza domina el paisaje, salpicado de antiguos pueblos y castillos medievales. En estas tierras nació en 2012 esta joven empresa fundada por Alessio Bigagnoli. Un trabajo largo, duro y agotador, que comenzó en el garaje de casa con unas pocas botellas y que hoy cuenta con una producción muy apreciada. Todo comenzó cuando Alessio en 2012 llevó su AKA, un Bardolino Chiaretto Metodo Classico, al Concurso de Vinos de Garaje en Génova y ganó el primer lugar. En ese momento Alessio, impulsado por las confirmaciones que acababa de recibir en la feria, se dio cuenta de que aquel garaje podía convertirse en una auténtica bodega. Valor, determinación y fuerza eran los elementos que el joven necesitaba para intentar una nueva y emocionante aventura. El punto de partida fue el viñedo que pertenecía a su padre Raffaello y a su hermano Giuseppe. Lo heredó y empezó a trabajarlo él mismo hasta la vendimia. La fase de vinificación fue supervisada por su amigo Renato Corradini, que le permitió realizar oficialmente el proyecto. En la actualidad, los viñedos, que tienen entre 20 y 30 años, se extienden sobre una superficie de 5.000 metros cuadrados y están plantados con las uvas típicas de la zona Corvina, Rondinella, Garganega, Molinara y Oseleta. Se asientan sobre un terreno montañoso de origen morrénico y se cultivan mediante el sistema de pérgola. En la bodega, se prensan suavemente, se vinifican con delicadeza y se envejecen en acero para preservar toda la parte vinosa y afrutada de las uvas. Los vinos Brigagnoli son extractos frescos, delicados y jugosos del lago de Garda, que se aprecian a una edad temprana. El Bardolino, en sus variantes tinto, espumoso y clarete, es la estrella de la producción y se caracteriza por una sorprendente relación calidad precio. Son botellas con una alta vocación gastronómica, perfectas para la mesa de todos los días y fácilmente maridables con una amplia gama de platos. Para una experiencia única y territorial, recomendamos acompañarlas con platos locales basados en la pesca del lago.