Nino Franco
La bodega Nino Franco se fundó en Valdobbiadene, una pequeña localidad de la zona de Treviso protegida por las suaves colinas de la región del Véneto, moldeada por los numerosos viñedos de la uva Glera, tradicionalmente conocida como Prosecco. Una historia formada por tres generaciones de viticultores unidos por una profunda pasión por el viñedo y sus frutos, pero también marcados por el mismo enorme deseo de experimentar continuamente y crear productos refinados. Tipicidad y excelencia son los elementos que siempre han caracterizado a la bodega Nino Franco, que hoy se ha convertido en promotora y defensora del potencial de Prosecco y de su territorio, este último con razón candidato a ser incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Los viñedos se encuentran casi todos en el corazón de la zona de Valdobbiadene, a excepción de unas pocas parcelas situadas en la zona de Cartizze, una preciosa colina a cru, como dirían los franceses, de la que se obtiene un excelente Prosecco. Entre las hileras de viñas, las plantas se crían respetando plenamente el entorno y el ecosistema, con el fin de cosechar uvas francas, fragantes y aromáticas, como sólo las de glera saben ser. Los racimos, ricos en aromas varietales y primarios, llegan a la bodega para ser procesados e interpretados, teniendo siempre presente un objetivo fundamental: potenciar la frescura de la fruta y acentuar todos aquellos matices individuales derivados del varietal y del terruño. El método utilizado para chispear las uvas es, por supuesto, el llamado método Charmat-Martinotti, que, comparado con el Metodo Classico, tiende a enfatizar la inmediatez y la fragancia de la fruta, una característica típica de las burbujas más jóvenes, como el propio Prosecco. Con más de un millón de botellas producidas al año, la bodega Nino Franco es una empresa que elabora productos diferentes, cada uno con su propio carácter y personalidad. Del Brut Superiore al Dry, del Cartizze al Valdobbiadene, pasando por el Rustico y el Rosé Faìve, todos ellos son Nino Franco Proseccos, que encarnan la mejor esencia de las burbujas italianas más famosas del mundo.
